Por Enio Suasnavar
La
niñez es la mejor etapa de la vida de una persona, porque no existen
responsabilidades serias ni estrés o, por lo menos, no deberían
existir. De mi niñez tengo unos recuerdos extraordinarios, tanto en
los deportes como con mi familia y amigos, pero en especial con una
persona que me hacía bien feliz con tan solo una avena que me preparara. A eso
huele mi niñez, a los lindos recuerdos con mi abuelo, Gilberto Torres,
un jibarito de Morovis que disfrutaba de hacerme una avena porque sabía
que me encantaba. El olor a la avena me hace recordar todas las veces que entraba a su casa para compartir con él y escuchar sus
anécdotas.
Hay muchas cosas que hacía con mi abuelo cuando era niño, pero todo gira en torno al aroma de la rica avena. Recuerdo que mi abuelo después de sacar el plato del microonda se colocaba debajo del abanico, para que la avena se enfriara un poco y así no me quemara. Era chistoso por la forma en que alzaba el plato hacia el abanico, parecía que estaba bendiciendo mi cremita. Quizá sí estaba bendecida...
Luego de todo el proceso de enfriar la avena, la ponía en una bandeja y me sentaba a comerla frente al televisor. Siempre que me la comía le preguntaba muchas cosas sobre su niñez en el campo y me entretenía con sus historias que hacían que mi infancia pareciera aburrida. Tanto influenciaron en mí las historias del abuelo, que cuando iba a la finca de mi tío me gustaba imitarlo, según lo que él me contaba de sus aventuras.
Todavía huelo ese rico aroma cada vez que recuerdo mi niñez. Es a partir de ese olor que puedo seguir recordándome de los bonitos momentos con mi abuelo. Siempre me llevaba al patio a buscar limones, plátanos y guanábanas. Lo más que yo gozaba era pisar caracoles en las veredas. Él siempre me motivaba a pisarlos y el sonido me encantaba, era como una competencia entre nosotros. Durante todas esas visitas a casa de mi abuelo, también aprendí a tocar el güiro y a ser fanático de los Bravos de Atlanta. Mi abuelo fue una persona clave en mi infancia.
Soy
una persona bien feliz a mis 19 años de edad y agradezco esos momentos
que pasaba junto a mi abuelo, a quien admiro por ser un hombre que
vivió una época difícil y a pesar de todo se superó. Gracias a sus
lecciones soy un muchacho seguro y con metas en la vida.
Enio y su abuelo |
Interesante espacio el tuyo,
ResponderBorrarque tengas una buena semana.
saludos.
Hermosa entrada, se puede sentir en el escrito el cariño que el autor siente por su abuelo. Y sí, experiencias así son verdaderas bendiciones.
ResponderBorrar